Sin trabajar, no comeremos. Sin comer, moriremos. Sin embargo, incluso comiendo morimos. Sin un propósito claro de qué hacer en la vida, el trabajo no tiene el menor sentido.
El psicólogo japonés Yoshihiko Morotomi escribe en su artículo titulado “La psicología del vacío”:
Cualquier trabajador con una visión nítida del propósito de la vida estaría lleno de entusiasmo por el trabajo, estaría –como dijo Nietzsche–, dispuesto a desear incluso el sufrimiento para «perseguirlo».
El mejor estimulante para motivar el trabajo es el propósito de la vida.
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